«Alentame», «Tratame bien», «No seas agresivo», no hagamos costumbre estas frases

Son frases que duelen, frases que pegan, frases que no tendrían que aparecer, imaginate que tu hijo, nieto, sobrino, lo diga, imaginate que lo haga llorando, fea la situación, ¿no?. Eso está pasando nuestro fútbol y seguido lamentablente.

Nos estamos olvidando que esto es un juego, el fútbol es el deporte más lindo que hay y como dijo alguna vez un grande, «la pelota no se mancha», pero lamentablemente la estamos manchando. Lo estamos haciendo con actitudes que no son de grandes, con actitudes que nos hacen «chicos» en todo sentido.

Lo lamentable es que seguimos repitiendo esas frases, seguimos cronicando cosas que duelen, agresiones a menores, menores que aprenden de la casa que esto es guerra y no un juego. Algún día habrá que cambiar, ¿no?.

«Alentame», ¿Cuantás veces se habrá escuchado esto en jornadas de Inferiores?, aunque podemos pensar que no muchas porque los chicos están presos de las «boludeces» de los padres. No terminamos de entender el significado de hacer un deporte, pensamos que el resultado deportivo es lo más importante y no es así».

Te traemos una «carta», de un posible jugador frustrado.

«Hoy me toca un día más de fútbol, que lindo, voy a encontrarme con mis amigos, vamos a buscar la victoria, pero si no se dá ojalá que nos diviertamos. Nos fuimos a la cancha con mamá, papá, mis hermanos. Es un ritual que hacemos siempre, mamá prepara los sandwich temprano, papá prepara el auto y mis hermanitos revolotean por toda la casa esperando salir.

Llegamos a la cancha, que lindo ver el verde césped, que lindo ver a mis compañeros, a mi profe. Lo primero que hacemos es cambiarnos, no puede faltar la charla técnica y la arenga del capitán. Luego, el primer cara a cara con nuestros rivales hasta que el árbitro da el pitazo inicial.

Es todo muy lindo, me encanta el fútbol, pero otra vez veo a papá enojado, como si algo no le gusta, yo sigo jugando, quiero divertirme. Pasan los minutos, vamos perdiendo, le pongo ganas así podamos llegar el empate. Veo a la tribuna y lo veo a papá aún más enojado, ¿que le pasará?.

Nos hacen el segundo gol, que mal, pero vamos hay que seguir. Miro otra vez y ya papá me está insultando, se le fue el amor que me tiene. ¿Por qué?, si no hice nada malo, solo quiero superarme.

Las cosas no nos salen y ahí veo a papá que entra a la cancha y le pega a chicos del otro equipo, ¿esto no era un juego?, ¿Por qué hace esto papá?. Lo que me gusta a mí ir a jugar el fútbol, siempre pensé que esto era diversión, pero parece que no, a papá no le gusta perder.

Volvemos a casa, papá me reta, papá me dice que no sirvo. Como me gustaría decirle a papá que amo el fútbol, que me gusta divertirme con mis amigos, que en el próximo partido voy a dar lo mejor de mí, pero papá siempre está ahí, enojado».