28 septiembre, 2024

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«El Heredero»: La historia del árbitro Federico Cano y su abuelo

En muchas ocasiones de niños, al momento de buscar que nos apasiona, o bien, encontrar aquello que definirá nuestro camino a futuro, buscamos alguna figura que nos despierte interés y nos sirva como ejemplo de aquello que algún día aspiramos a convertirnos. Tal es el caso del, hoy, árbitro nacional de AFA, Federico Cano, quién admiró a su abuelo desde muy chico y aspiró a poder seguir sus pasos dentro del arbitraje.

«Cuando era chico veía en mi abuelo alguien a quién admirar, sentía respeto hacía él. Su forma de vestirse, preparar su bolso, estar siempre prolijo y entrenarse todos los días, generó admiración en mí».

Si bien, Fede tuvo sus inicios como jugador de fútbol, haciendo todos las inferiores hasta la edad de 17 años, y era algo que amaba hacer, siempre supo cuál era su verdadero vocación.

«Siempre quise ser árbitro, incluso acompañaba a mi abuelo a entrenar. Recuerdo que veíamos partidos de fútbol y no lo hacíamos como hinchas, más allá de que yo simpatizaba por un equipo y él por otro, sino analizando el juego, el «porqué» de las faltas. Yo le preguntaba y él me explicaba, teníamos mucha afinidad».

A nivel nacional, Cano ya dijo presente en partidos de importante relevancia, al punto de dirigir a clubes como Boca, San Lorenzo, Racing, entre otros, y en cada uno de ellos sacó a relucir todo lo aprendido por su admirado.

«Cuando le conté que había ingresado a la escuela de árbitros fué el hombre más contento del mundo. Siempre me aconsejó y me ayudó. Me enseñó mucho del entorno, del afuera de la cancha, como relacionarme y cuidarme. Sobre todo aquello que no está en el reglamento. Es una línea que siempre seguí más allá del cambio de los tiempos. Es él quién hizo que me pique el bichito del arbitraje».

Para tener una mayor noción respecto a lo que significa ser juez de un partido de fútbol para Cano, sólo basta con conocer algunas de sus anécdotas de la infancia.

«Cuando era chico le sacaba la ropa y jugaba con mis hermanos Gabriel y Gore (actuales futbolistas de Primera División en Catamarca), mis amigos y mis vecinos de las mil. Me andaba enorme pero a mi me gustaba arbitrar. También recuerdo de una vez que «Mara» Villafañe (DT del Américo Tesorieri en el presente) nos llevó a jugar con las inferiores al interior y con diez, doce años me metí a arbitrar un partido».

«Sin duda alguna y más allá de saber desde muy chico que quería ser, es por mi abuelo por quién soy árbitro. Su conducta, su disciplina y su seriedad son cosas que me enseñaron como hay que ser en el arbitraje».

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