Compromiso, pasión y corazón: la profe Eliana Aybar, alma del atletismo catamarqueño

Hablar de atletismo en Catamarca es hablar de la profe Eliana Aybar. Desde hace varios años, Eliana trabaja incansablemente representando a la ASOCAT y como coordinadora de pista y campo en la provincia, acompañando cada proceso de formación, selección y gestión para que los jóvenes atletas catamarqueños puedan vivir sus sueños.

Con una entrega que va mucho más allá de lo deportivo, estuvo al frente de los evaluativos realizados en Belén para conformar los equipos que representaron a Catamarca en los Campeonatos Nacionales y Regionales. Su trabajo no se limita a la organización: también se encarga de la gestión de recursos y logística, articulando con familias, profes, municipios y la Secretaría de Deportes para que ningún chico quede afuera.

Detrás de cada delegación catamarqueña que compite en Mar del Plata, Rosario, Córdoba, San Luis o Jujuy, está su esfuerzo silencioso y constante. Este año, más de un centenar de atletas de toda la provincia —desde Belén, Londres, Tinogasta, Fiambalá, Santa María, Pomán, Mutquín y hasta la Capital— pudieron competir gracias a su compromiso.

Su tarea no solo deja huella en las pistas, sino también en el corazón de cada atleta. Fue pieza clave en la gestión que permitió que René Chayle, joven de Rodeo Gerván, Villa Vil, pudiera viajar a España para representar a la Argentina en el Mundial de Trail, convirtiéndose en el primer atleta de esa localidad en hacerlo.

Eliana no se detiene ante nada, cuando la logística se complica, busca soluciones; cuando un atleta está en riesgo de quedarse afuera, ella misma toma el volante. Con ese instinto maternal que la caracteriza, se asegura de que a sus chicos no les falte nada, acompañándolos como guía, referente y ejemplo de lo que significa el verdadero amor por el deporte.

Su nombre se repite en cada logro, en cada sonrisa, en cada regreso lleno de orgullo. Porque detrás del atletismo catamarqueño hay una mujer que lo entrega todo: la profe Eliana Aybar, la mejor de todas.