El Club Deportivo Coronel Daza atraviesa un complicado presente deportivo. La «Banda», con solo un triunfo en seis fechas, suma apenas tres puntos y ocupa la última posición de la zona Centro. Estos números reflejan la realidad de un equipo que en los últimos años nos había acostumbrado a ser uno de los principales protagonistas del fútbol catamarqueño y que hoy ve como una utopía poder avanzar en el Torneo Anual Clasificatorio de la Liga Chacarera y aspirar al título.
A la dura actualidad dentro de la cancha, debemos agregar un turbulento momento institucional; sí, porque para contextualizar lo que ocurre dentro del verde césped, debemos remitirnos a lo que sucede en las oficinas.
Dirigentes ausentes desde el comienzo del campeonato, con deudas económicas con el director técnico, el preparador físico y los jugadores, y sin intención de brindar soluciones o respuestas, hacen ver el panorama cada vez más oscuro.
Lejos parecen haber quedado los tiempos de la «máquina batatera», con planteles repletos de figuras que animaban cada torneo en el que participaban. Hoy, en el «Jorge César Vargas», hay un grupo de jugadores encabezados por Rubén Véliz, Juan Novillo, Marcelo Pereyra, los hermanos Gabriel y Franco Carreño, futbolistas con un destacable sentido de pertenencia y amor a la institución, entre otros nombres, que le están poniendo el pecho a un duro presente con más interrogantes que certezas.
El hincha «bandeño» continúa brindando su apoyo incondicional, pero todo tiene un límite y Banda de Varela parece ser una olla a presión a punto de explotar.
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